Todo tiene sentido desde el punto de vista adoptado, pero en todo equipo de trabajo puede haber diferentes perspectivas. Hay dos libros que traen dos conceptos interesantes y útiles para trabajar junto a más personas: uno fue escrito por el Coronel Chris Hadfield y el otro por Reed Hastings.
El Cnel. Hadfield pasó unas 4000 horas en el espacio y fue director de operaciones de la NASA en la Ciudad de las Estrellas (Rusia 2001 – 2003), jefe de robótica del Centro Espacial Johnson (2003 – 2006), y jefe de operaciones en la Estación Espacial Internacional (2006 – 2008) por mencionar algunas de sus experiencias.
En su libro “Guía de un astronauta para vivir en la tierra” describe la manera en que fue aprendiendo a trabajar junto a otras personas de diferentes países, con diferentes perspectivas, hábitos y procesos. A veces podía ser la persona más experta en la sala, pero su comportamiento fue ayudando a ganar cierta humildad.
Sus aprendizajes los volcó en la frase “pretender ser un cero”. Cada vez que era trasladado a un nuevo lugar o adquiría una nueva responsabilidad, siempre se hallaba con personas que ya venían trabajando y aportando. A pesar de que su expertise contribuía al equipo, entendió que primero debía conocer la dinámica laboral de lo ya establecido para evitar pérdidas de tiempo, ineficiencias y cualquier otra situación propia de querer imponer su perspectiva en un hábitat ya establecido.
Para todas esas situaciones, Hadfield decía que lo mejor era ni sumar ni restar. Ser un cero para conocer y aprender cómo se gestionan esas células de trabajo interdisciplinarias para luego conectar sus habilidades y destrezas con las tareas a realizar y las dinámicas grupales.
Por otro lado, Reed Hastings fundó Netflix en el 1997 y en su libro “Aquí no hay reglas” publicado en el 2020 cuenta sobre algunas políticas laborales de la empresa.
Entre tantos ejemplos menciona que, por lo general, mientras más alto es el rango laboral de la persona menos críticas constructivas recibe. Es propio de la humanidad cometer errores y puede ser peligroso cuando decisiones tomadas en alto rango no son sujetas a miradas externas. “Puede que estés yendo a una reunión desnudo/a” dice.
De la anécdota subyace el hecho de poder expresarse con libertad y transmitir con claridad las críticas constructivas a fin de elevar el desempeño laboral. La libertad de expresión y la responsabilidad van de la mano.
No todos los ambientes laborales fomentan la libertad de expresión ni todas las personas reciben bien los comentarios o críticas. Es importante entender que siempre deben ir enfocados en el progreso y crecimiento, tanto personal como profesional, así como individual y colectivo.
Ambos conceptos contribuyen a practicar la sinceridad en el ambiente de trabajo.
¿Practicarías alguno de estos conceptos en tu trabajo?