Imagínate que dos personas, un hombre y una mujer, viajan a una localidad inhóspita. Allá viven sus propias experiencias. Al regresar, cada quien cuenta cómo lo vivió; él dice que no le gustó, que fue uno de los peores lugares para ir, mientras que ella quedó fascinada. Socialmente, y mediante ciertos mecanismos establecidos, la opinión de él comienza a ser más escuchada, respetada y se establece como la verdad. Ese lugar pasa a ser uno de los peores lugares para ir y el contexto pasa a adecuarse de acuerdo a esa perspectiva; incluso nacen expresiones, jergas sociales, las cuales refieren a que, si has tenido una mala experiencia, o un mal viaje, tuviste el nombre de esa localidad. Se avanza en una construcción la cual moldea otros círculos de la civilización.
En el 2014 (Siglo XXI) Wendy Diamond fue quien propulsó el movimiento para que, finalmente, el 19 de noviembre se defina como el día de la mujer emprendedora. Curiosamente, el primer registro del vocablo emprender fue en Siglo XIII y, a lo largo de los siglos, su concepción e interpretación estuvo sesgado y alimentado, mayoritariamente, por hombres.
Si bien no soy experto, leyendo un poco entendí que el feminismo como movimiento social se forma cerca del Siglo XVIII y recién 3 siglos más tarde se habla del día de la mujer emprendedora. En el Siglo XVIII el concepto emprender se lo vinculaba a una persona empredededora, hombre empresario, y fue la primera vez que apareció en un discurso político económico dado, también, por un hombre (Richard Cantillon en 1724)
Desde el primer registro escrito del vocablo en el Siglo XIII (dado por un poeta) hasta la actualidad, el concepto y su interpretación fue mutando; recién para el año 1900 se introdujo la idea de innovación mientras que en los años 1500-1600 se hablaba de que era una persona que se aventuraba al Nuevo Mundo. En el año 1800 se consolida la idea de que la persona emprendedora es una persona empresaria, y las mayores influencias en el desarrollo del concepto estuvo dado por hombres ligados a las ciencias económicas. Parece que las mujeres no tenían lugar a dar sus opiniones.
Un mismo hecho puede desencadenar diferentes vivencias, y las vivencias pueden determinar interpretaciones las cuales pueden formar opiniones, posturas, conceptos. Si a lo largo de los siglos, el concepto del emprender fue mutando según la coyuntura y el contexto mundial en donde se iba gestando las influencias que determinaban su interpretación, entonces podría suceder que, en la actualidad, el concepto pase a mutar de nuevo.
El nacimiento del día de la mujer emprendedora surgió dentro de un concepto el cual, durante mucho tiempo, parece que fue apropiado por hombres.
Definir al emprender de manera directa a las ciencias empresariales tiene costos sociales y personales altos. En la actualidad se empieza a ver que una persona puede emprender un viaje o un cambio en su vida, y no estar ligado necesariamente a una empresa. Se produce una deconstrucción del vocablo emprender emergido por la interacción de lo social junto a lo académico y etimológico.
¿Cuál sería el concepto actual del emprender si hubiese habido lugar a la voz de las mujeres?
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Creo que de haber sido escuchada la mujer se podría haber generado una reacción mas positiva con el lugar visitado, teniendo mayor numero de allegados y visitantes, lo cual fue lo contrario a lo que paso. Por lo que emprender seria un concepto mas relacionado a lo sentimental y conectar con el ambiente, de una forma tal que se genere un impacto aun mas positiva de la que ya tiene.
A partir de la lectura y la reflexión opino que esa censura de la palabra de la mujer lo único que ha tenido son sesgos de opinión y no han permitido a las mismas mujeres a dar su punto de vista u opinión frente a todos estos casos (no solo hablando de este tema en particular, si no en general) Escuchar a la mujer nos permite a todos como seres humanos a poder avanzar como especie ya que mientras mas puntos de vista y formas de ver la realidad, mayor es la posibilidad de encontrar algo buen.
Hay muchas palabras de las cuales los hombres se han apropiado a lo largo de la historia, entre ellas «emprender» que, desde mi punto de vista, no comprende solo a ámbitos lucrativos o de poder. Hombres y mujeres han emprendido, desde hace muchos siglos, diferentes viajes, trayectos, proyectos, pero al vivir en una sociedad hecha para el hombre, a la mujer le era más difícil lograr lo que querían . Tal como dices en el ejemplo del artículo, la voz de la mujer no valía, y hoy en algunos ámbitos aún nos cuesta. Pero no significa que los relatos de las mujeres que «se han salido con la suya» no esté en la historia. Hoy tenemos más acceso a la información y podemos recuperar algunas piezas de un rompecabezas para entender muchas cosas de las que acontecen en el presente. Por ejemplo, en Uruguay, en uno de los viajes que emprendí, encontré un libro fantástico: «Mujeres intrépidas y aventureras» de Cristina Morato, un libro que cuenta y nombra cientos de mujeres que han emprendido viajes y negocios a lo largo de la historia; relatos increíbles de como las mujeres llegaron a sus objetivos, aún con las dificultades y obstáculos que debian atravesar. Mujeres que descubrieron tierras viajando solas, o mujeres que han estado en los mismos barcos y con los hombres que conocemos como «dueños de la historia».
Me pareció muy interesante el artículo, ya que cuestionarnos esto nos impulsa a quitarle el velo a una parte de la historia que no conocíamos.