Cerca de 50 funciones encontradas en 7 fuentes investigadas comparadas con +150 horas asesorando a emprendimientos me llevó a escribir este artículo.
En términos generales, existe un común acuerdo en las ciencias empresariales al decir que un CEO (Chief Executive Officer) tiene las siguientes responsabilidades:
- Definir la misión, visión y objetivos organizacionales.
- Mantener los vínculos con inversionistas, accionistas, y board members
- Definir las estrategias globales
- Confeccionar los reportes
- Tomar decisiones estratégicas acordes a los objetivos
- Gestión, liderazgo y dirección global
Dentro del emprendedurismo urbano, la mayoría de los emprendimientos no cuentan con la estructura organizacional necesaria para la confección de informes, estrategias planificadas ni objetivos organizacionales.
El trasfondo a todo eso es tener el hábito de generar información que facilite el armado de dicha estructura. Por otro lado, puede haber una manifestación de interés, deseo y ambición hacia una determinada visión, pero la misma debe ser complementada con la posición real en el mercado y los resultados obtenidos mediante su accionar.
¿De qué manera podría armar objetivos organizacionales cuantificables sin antes tener registros de los resultados obtenidos mediante el accionar?
¿En base a qué estarían elaborando los objetivos sin saber previamente en qué posición se encuentran?
¿Cómo podrían dirigir las diferentes áreas de trabajo sin antes formalizar los procesos que dan origen a sus indicadores de desempeño?
Sin esa información, puede haber intenciones, voluntad, intuición y demás aspectos intangibles respecto a la dirección general del emprendimiento lo cual deja abierta la puerta a crear todo mecanismo y estrategia posible para medir la efectividad en resultados cuantificables: hablamos entonces de una persona creadora y no del CEO.
Una de las principales diferencias entre un emprendimiento y una empresa radica en la estructura organizacional que ésta última tiene.
El rol del CEO no antecede a la estructura organizacional. Por ese motivo, su figura es inexistente en los emprendimientos.
En el Siglo XIX el vocablo emprender se lo vincula a las ciencias económicas y toma fuerza la figura de Director/a General de una empresa.
La Revolución Industrial termina a mediados del mismo siglo generando oportunidades para miles de organizaciones y negocios. También significó la transformación del “taller artesanal” al “sistema en fábrica”. Esto sentó las bases de la administración como es hoy conocida.
El uso y desarrollo de la administración permite elaborar la estructura organizacional lo cual, eventualmente, da origen al accionar de la figura CEO.
Anterior a todo eso, existen personas creadoras con ambiciones, voluntades, visiones y deseos listos para comenzar a ser materializados en acciones cuantificables que requieran de una administración la cual permitirá dar origen a la estructura organizacional.