Existe una diferencia entre pensar algo y pensar si lo que estoy pensando es la mejor manera de pensarlo. Si sentís que no, entonces se abre la posibilidad de pensarlo de otra manera. Imagínate que estás pensando en ir a un bar y, a pesar de que los argumentos que estás teniendo son buenos, no terminas de sentir la decisión de ir; puede que esos argumentos no sean los mejores. ¿Cómo haces para elegir los argumentos acordes al pensar que estás teniendo?
En estos últimos meses me han contado sobre el metaverso y la promesa de futuro que busca ser. ¿El metaverso es el futuro? ¿El futuro de quién? El futuro no existe en el presente y esa característica es la que me permite crearlo. Por ende, si en mi presente tomo decisiones basadas en mis preferencias, ambiciones y experiencias, es esperable que mi futuro sea el deseado en el presente actual en donde tomé decisiones que determinaron mi próximo futuro.
¿Alguna vez escuchaste la frase de que “al mundo lo manejan unas pocas personas”? Tal vez sea real ¿Qué significa esto?
Aquellas mentes, dueñas de organizaciones cuyo alcance y usabilidad son de carácter mundial, han estado pensando, analizando y creando algo que ha sido resultado de la experiencia, de sus ambiciones, y de sus criterios profesionales. Como esas organizaciones llegan a gran parte de la población mundial consumista, es entendible que, si lanzan algo nuevo, eso sea considerado como el futuro ya que se espera que su consumo sea, también, mundial. En otras palabras, se trata de un producto nuevo, una “evolución” construida, que será consumido por las personas. Es decir, es un producto que simula construir un futuro. El futuro es una construcción y quienes tienen mayor alcance, recursos, influencia, tienen más probabilidades de obtener ese visto bueno en dicha construcción.
Las personas tienen la capacidad de elegir y, por ende, de construir su futuro. El metaverso es la materialización de pensares respecto a cómo ven un posible futuro, pero eso no asegura que lo sea a menos de que las personas lo tomen como certeza, adhieran y, entonces, se cumpla. Quienes “ven el futuro” y accionan en el presente para construir dicha visión, y encima tienen el privilegio de que su accionar tiene repercusiones a nivel mundial, son quienes direccionan el consumo y, al tratarse de una convivencia materialista, podría decir que manejan el mundo. En esa convivencia, el acto de consumir lo es todo y ha generado que el futuro esté ligado a los productos, a pesar de que el futuro es el futuro, y los productos son productos. ¿El futuro es un producto?
El metaverso es un producto. Se trata de la materialización de una combinación resultante entre experiencias, ambiciones, visiones, criterios profesionales y otros intereses. La epistemología estudia el conocimiento y menciona al conocimiento declarativo el cual, entre otras cosas, dice que algo puede ser verdadero o falso (el vaso de vidrio está sobre la mesa: puede ser verdadero o falso). Por lo tanto, siguiendo con esa idea, puedo decir que la declaración del metaverso como futuro puede ser verdadera o no. Y esto constituye algo crítico en la convivencia del Ser ya que deja de manifiesto que el futuro no existe, no está asegurado, y da lugar a que las personas deambulen sin tener un horizonte más que sus propias decisiones y sentires presentes, sin que nada ni nadie les diga por dónde o qué sino su propio Ser. Si no te interesa o no entendes el concepto de metaverso, ¿no existís en el futuro?
La adhesión al pensar de que el metaverso es el futuro se trata de un ejemplo, un síntoma, de cómo el consumo viene definiendo la vida de las personas.
Un comentario